La adicción a los video juegos

La adicción a los video juegos

 

Cada vez son más los niños, jóvenes e incluso adultos que juegan a videojuegos y que, como consecuencia de su uso incorrecto, acaban convirtiéndose en adictos a ellos. La adicción a los videojuegos ha llegado a ser uno de los temas que más preocupa a los padres alarmados ante el tiempo que sus hijos pasan jugando a esta forma de ocio. Aunque se debe dejar claro que esta dependencia no es comparable a la que aparece con el consumo de sustancias psicoactivas. No obstante, puede tener consecuencias serias en la calidad de vida de las personas que lo practican.

Cuando los videojuegos son manejados de manera controlada, se pueden obtener algunos beneficios como por ejemplo, favorecer el entretenimiento, favorecer la concentración, la agilidad mental y la coordinación visomotora, también pueden generar curiosidad y creatividad y pueden mitigar el estrés, entre otras. Pero cuando se pierde el control, se puede llegar a alterar la vida por completo.

Empezando, la persona puede aprender comportamientos violentos, pues es bien sabido desde la psicología que una de las formas de aprendizaje es a través de la observación.

También se pueden transmitir conceptos sexistas y, concretamente, la transmisión de actitudes que promueven los estereotipos de rol sexual, ya que muchos videojuegos presentan a la mujer como un objeto sexual, le dan un papel poco relevante socialmente y dependiente del hombre.

El tiempo excesivo que se dedica a los videojuegos termina limitando e incluso eliminando el tiempo que se podría dedicar a otras actividades y personas cercanas, así como el tiempo para pasar en familia y el que se podría aprovechar socializando con amigos. La persona tiende a aislarse, lo cual a su vez abre una puerta hacia la adicción porque se obtiene placer al interactuar indirectamente con otras personas (para el caso de los juegos online).

Algunos videojuegos de estrategia o acción producen una respuesta de estrés muy elevada, que también pueden producir sintomatología fisiológica de ansiedad. Pueden aparecer estallidos de ira o incluso agresiones físicas contra otras personas, así como en golpes contra partes del inmueble u objetos.

La exposición por mucho tiempo a la pantalla y sus radiaciones, con grandes descargas de iluminación, una postura corporal incorrecta, e incluso, la falta de higiene en algunas habitaciones donde se juega durante horas, sin ventilación, donde además se come, puede perjudicar seriamente la salud y el bienestar de quien se vuelve adicto a los videojuegos. Se pueden desarrollar problemas óseos, de articulaciones o de circulación, especialmente en la espalda, los muslos y las manos.

La adicción aparece cuando la práctica de ver videojuegos impide realizar las actividades cotidianas, cuando la necesidad de jugar demanda cada vez más tiempo incluso para conseguir los mismos objetivos y cuando se siente un malestar intenso al ser privado de jugar. Esto se puede ver reforzado por las mecánicas de la mayoría de videojuegos pues se centran en dar recompensas por progresar y superar pruebas cuando la dificultad se hace más fuerte.

Si alguien en tu casa presenta comportamientos dirigidos hacia la adicción a los videojuegos, puedes intentar lo siguiente:

Establecer un horario de juego. Antes de empezar el juego, programa con la persona cuánto tiempo se va a jugar y cuál será el momento de terminar para hacer otras actividades. Esto se convierte en un mecanismo de control fundamental, ya que permite una regularidad en los patrones de alimentación y sueño y de realización de tareas cotidianas, escolares y domésticas.

Concretar las actividades a realizar en los períodos en que no se juega. Teniendo en cuenta las tareas escolares y cotidianas, así como las actividades de ocio, familiares y sociales, de manera que sean alternativas saludables.

Evitar o controlar los videojuegos online, ya que por sus características, son los más adictivos del mercado debido a que la actividad continúa aunque la persona haya abandonado el juego, lo que favorece una demora de la finalización y potencia el deseo de seguir jugando.

No instalar la videoconsola ni el ordenador en la habitación ya que, además esto favorece el aislamiento familiar y social, altera la realización de las tareas cotidianas y caseras, altera los patrones de alimentación y de sueño, que se pueden ver interrumpidos y dificulta la realización de tareas con la familia.

Es importante conocer los videojuegos que utilizan los hijos pues esto permitirá controlar los contenidos de acuerdo a la edad. El no comprar más videojuegos puede desestimular su uso al llegar a un punto de vivirlo como una experiencia tediosa y sin emoción.

Si tú o alguien de tu familia o de tu círculo más cercano presenta adicción a los videojuegos o crees que está encaminado hacia ese final, no dudes en contactar a PADMATERAPIA donde te brindaremos las herramientas necesarias para poder controlar la adicción hacia el juego y te orientaremos para que puedas ayudar a tus seres queridos a superar adicción.

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