Síndrome de la cabaña: cuando ser libre te desestabiliza

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Nuestra vida se ha visto significativamente alterada por los acontecimientos relacionados con el COVID. Por ejemplo, el confinamiento nos hizo sentir ansiedad, depresión, preocupaciones catastróficas y desesperanza. Paralelamente llegó el comportamiento compulsivo de lavar nuestras manos y acudir al médico para descartar un posible contagio por síntomas reales o ficticios. Como consecuencia de todo esto, llegaron los problemas de pareja y en la familia, pero tal vez, lo más doloroso de todo, fue el fallecimiento de un ser querido que ni siquiera pudo ser despedido.

Y como si no fuera poco, cuando por fin podemos volver progresivamente a nuestra vida cotidiana mediante el desconfinamiento, siguen apareciendo síntomas emocionales y comportamentales asociados al encierro y al temor que se activa ante la exposición real o mental a todo lo que suponga salir del contexto y de la situación estrictamente actual o de los últimos meses, optando así por la “reclusión” voluntaria como forma de vida deseada ante la percepción de seguridad que esto conlleva. A todo esto, se le denomina Síndrome de la Cabaña.

Los síntomas suelen ser similares a los de una fobia o trastorno de ansiedad e incluyen, entre otros: pensamientos catastróficos de lo que se puede encontrar más allá del límite del hogar y necesidad de tener el máximo control sobre el entorno y las propias reacciones, taquicardia, sudoración, respiración rápida, hormigueo, nerviosismo generalizado, irritabilidad, dificultades para conciliar el sueño, no querer retomar una rutina laboral, evitar el contacto social en las diferentes formas posibles a nivel presencial, reestructurar el día a día de manera que no conlleve salir a la calle y cancelar planes previstos con meses de antelación.

La causa está basada en el miedo, y, por ende, el comportamiento está encaminado a sobrevivir. Para el caso del Covid, nuestra casa se ha convertido en nuestro refugio y amparo, hemos encontrado dentro de ella un estilo de vida más cómodo en el que las emociones desagradables y el esfuerzo por continuar adelante no existen.

Las consecuencias incluyen el aislamiento, el cese de apertura a la experiencia, la disminución de la curiosidad y exploración y la limitación de vivencias en todas sus formas. Así estarás adoptando un estilo de vida carente de significado fuera de los deberes y obligaciones vitales, te limitarás a funcionar sin inclusión alguna de aspectos reforzantes, de aspectos que sumen y que te hagan vibrar. Podrá presentarse un malestar generalizado, con una visión negativa del mundo, de terceros y de uno mismo, así como un estado de ánimo cargado de melancolía, incapacidad de disfrutar y agotamiento tanto físico como mental.

Algunas recomendaciones para que puedas hacer frente al Síndrome de la Cabaña son las siguientes:

• Conecta con todas las cosas positivas que el confinamiento parece haber dejado atrás, así como con lo agradable y reconfortante que resultaba.
• Abre tu mente a modificar rutinas y patrones a la hora de retomar esos aspectos o similares dentro del nuevo marco social, laboral y de salud en el que nos encontramos.
• Explora nuevas actividades y hobbies que pueden hacerte sentir bien y, hasta ahora, desconocidos.
• Mantén objetivos a corto, medio y largo plazo alcanzables y realistas, ajustando pequeños pasos que vayan en dicha dirección.
• Comienza a exponerte a los estímulos que te dan miedo en función de su carga perturbadora, desde los menos a los más estresantes, ampliando cada vez la frecuencia e intensidad de estas aproximaciones.
• Comparte tus vivencias, emociones y pensamientos con tus familiares y amigos cercanos, permítete escucharte y ser escuchado.
• Trata de llevar un ritmo ni muy rápido ni muy lento, haz que se convierta en tu ritmo sin dejar que caiga en el intento.

Aquí lo importante no es eliminar el miedo, la rabia o cualquiera que sea la emoción que nos perturba, ya que hacen parte de nosotros mismos, sino aprender a sentirlo y gestionarlo sin que suponga un bloqueo o un obstáculo en el camino.

Si crees que padeces este síndrome y la carga estresante te abruma, acude a PADMATERAPIA donde te asesoraremos adaptando un plan de trabajo de acuerdo a tus recursos, fortalezas y debilidades.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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