¿Cuántas veces te has quejado porque tu mamá o tu abuela es de tal manera y no de otra? hasta el punto de crear una atmósfera fría y distante porque quieres evadir la situación por un tiempo y sin darte cuenta entras en una fase de negación y evasión que solo hace que tu energía sagrada se estanque, porque no te permites liberar tensiones instaurando en tu mente creencias limitantes que se acumulan y mantienes por años pensando que son “tu verdad”; y aunque algunas no te resuenen y quieras evitarlas, lo haces desde el resentimiento y es ahí donde surge el problema.
Y la verdad es que, a este mundo hemos venido a evolucionar, a transformar nuestras energías y a conectarnos con esa fuerza interior que nos impulsa día a día. Esa conexión con nosotros mismos nos puede ayudar a sanar no solo nuestras falencias sino también las de nuestro linaje femenino, es decir, las de aquellas figuras femeninas ancestrales que habitan en nuestro árbol genealógico y cuyas herencias emocionales y energéticas pueden haber influido en nuestro proceso de empoderamiento y crecimiento personal.
Puede que este concepto sea nuevo para ti por lo cual es importante darte a conocer que es una herramienta muy poderosa que nos ayuda a resolver conflictos internos y nos brinda todo el bienestar que necesitamos.
Este enfoque nos enseña que las ancestras son la línea de mujeres de nuestra familia que llegaron para aprender antes que tú, y entre ellas tu madre, tu abuela, tu bisabuela materna, y así sucesivamente hasta completar tu línea hereditaria. Cada una de ellas vivieron experiencias en sus vidas y sus pensamientos y emociones, aunque no lo creas, tienen peso en tu vida, seas consciente de ello o no.
Sanar el linaje femenino significa sanar tu árbol genealógico desde la raíz. Tú naciste de uno de los óvulos de tu madre y ella a su vez de los de tu abuela y así sucesivamente y esos óvulos contienen información genética grabada en tu ADN, así como sus vivencias. Lo que le sucedió a tu abuela durante su vida te afecta a ti, porque se lo traspasó a tu madre cuando ella estaba embarazada de ti. Y así sucesivamente, de manera que, sanarte a ti, es sanar a todo tu linaje ancestral femenino.
Sus traumas, dolores, carencias, miedos, culpas, desamores, fortalezas, cargas o dolores son ahora nuestros y seguirán avanzando generación tras generación, esperando ser sanados y transformados. Todas las mujeres de tu árbol genealógico hicieron lo que pudieron con su nivel de comprensión y consciencia, por eso, si nuestros ancestros no supieron cómo resolverlo, es hora de hacer un alto, comenzar con la tarea y alcanzar nuestro bienestar. Puedes empezar por aceptarlas, amarlas, honrarlas y perdonarlas.
Ten presente que tu fuente de vida primaria es tu madre y ella es un ancestro de los más importantes e influyentes en quien eres hoy en día. Tu madre es el pilar fundamental de tu ser. Se trata de la figura más cercana en tu línea familiar, y la que determinará cómo te relacionas con el mundo.
Sanar la relación con ella es lo mejor que puedes hacer para cambiar tu patrón de conducta contigo misma y con los demás. Una vez que dejas de juzgar y rechazar tu propio origen para abrirle paso a la comprensión y amor por tu linaje femenino empiezas a entender el porqué de las cosas.
Empieza! Repite la siguiente afirmación:
“Hoy limpio, sano y bendigo mi linaje femenino
A mi madre, a mis abuelas
Y a todas las mujeres que precedieron mi camino,
Las perdono por no atreverse a cambiar su destino
Las libero de sus ataduras y sus anclajes
Y me uno a ellas con un sagrado hilo
que nos vincula en amor, en perdón, en sabiduría y en equilibrio.
Hoy de mi espíritu borro las memorias de dolor
Que mi linaje femenino trae consigo
Y entonces las reemplazo por la energía
Y el poder conjugado de mis ancestros femeninos.
¡Hecho está!”
(Créditos a su autor)
Comunícate con Padma Psicología donde un equipo de profesionales se encuentra a tu disposición para ayudarte a identificar y trabajar aquellas memorias limitantes ligadas a tu linaje femenino que no te permiten avanzar.