Cuando la rutina es más fuerte que la pasión

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Por lo general, el comienzo de una relación amorosa es una de las experiencias más fenomenales que puedes vivir, las demostraciones afectivas y sexuales se presentan a la orden del día y sientes que no hay momento más hermoso y especial que este. Cuando decides dar el siguiente paso, el de casarte y/o convivir con tu pareja, se puede notar una tendencia a la disminución en la frecuencia de estas demostraciones.

 

Ahora bien, a esto súmale que con el paso de los años deciden tener hijos, lo cual acapara toda la atención de la pareja, dejando de lado el tiempo para dedicarte a ti mismo/a y a cultivar la relación.

 

Este es el día a día de muchas familias para quienes esto es una situación común; y puede llegar a ser tan común, que hasta se pierde el apetito sexual llegando a pensar que es lo más “normal” en una relación madura. Pero, lo que no saben, es que eso no es “normal”, sino que más bien se pierde el interés como consecuencia de la falta de creatividad, de la rutina y de la falta de comunicación entre la pareja. Cuando no innovamos, el sexo se hace de manera automática y mecánica, perdiendo su encanto y su magia.

 

Sin darnos cuenta, la relación se va deteriorando poco a poco hasta que aquellas dos personas que estaban tan unidas comienzan a alejarse. La causa: la monotonía y la falta de interés en experimentar nuevas formas de tener esos encuentros y dejar a un lado la espontaneidad y la creatividad.

 

Es importante tener en cuenta que el estrés también es un factor que puede afectar la frecuencia de la intimidad en pareja ya que puede generar inhibición de la excitación.

 

Poner en práctica lo contrario a lo anteriormente mencionado, no dará lugar a la disminución de los encuentros sexuales, sino que más bien se estará fomentando el interés en la pareja. Los nuevos elementos pueden incluir, experimentar diferentes posiciones sexuales, utilizar juegos sexuales, leer cuentos eróticos, ver películas para adultos. Es solo cuestión de variar.

 

Pero antes que todo, lo más importante es que puedas comunicarte con tu pareja, manifestarle lo que piensas y lo que sientes, que sepa lo que quieres y a su vez, que tú sepas qué quiere ella/él al respecto, pues la sincronía ayudará a que la relación se fortalezca y evolucione. Busca el espacio adecuado para hacerlo, sin prisa y con tu corazón abierto.

 

Antes de que te sientes a dialogar con tu pareja, solo por un momento hazte las siguientes preguntas: ¿Cuándo tuvieron la última cena romántica?, ¿Cuál es el lugar más original donde han hecho el amor en el último mes?, ¿Cuándo fue la última vez que usaste lencería sexy? Sólo tú sabrás, de acuerdo a tus respuestas, si la intimidad con tu pareja está estancada, si es una alarma o si va “viento en popa”.

 

Enseguida te brindamos algunas recomendaciones para que las tengas en cuenta:

 

¡Sorprende! Pues esto es precisamente lo opuesto a la rutina. Invita a tu pareja a escaparse contigo un fin de semana, previamente habiendo coordinado el cuidado de los hijos. Invítalo/a a una cena romántica sin que lo espere, prepara un baño juntos, con esencias, velas y fragancias que inspiren romanticismo. Estos detalles ayudan a romper la monotonía y reavivan la pasión en la relación.

 

Piensa en aquello que te atrajo de tu pareja cuando estaban comenzando la relación, trata de revivirlo y de conectarte con aquellos sentimientos que te inspiraron en ese momento.

 

Por favor, varíen la práctica en la cama: cambien el día y la hora, varíen el preámbulo con mensajes, películas, salidas, lencería sexy, etc. y prueben nuevas posiciones, haciendo uso de juguetes, por ejemplo.

 

Como se supone que ya hay mucha confianza con tu pareja, atrévete a ir más allá, no dejes que la pena o vergüenza te arrebaten la capacidad de vivir nuevas sensaciones. Entonces, si quieres bailarle sexy, hazlo. Si quieres esperarlo/a desnudo/a, hazlo.

 

No le tengas miedo al miedo, tenle miedo a la rutina, pues esa es una opción que sólo tú eliges y se disfraza de “culpa” como consecuencia del pasar de los años. Deja de buscar excusas y atrévete a más. Si una persona se organiza bien y tiene la voluntad suficiente como para dedicar tiempo a aquello que, en realidad, le gusta, le apasiona o ama, podrá tener ese momento que tanto desea.

 

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