Los seres humanos y animales compartimos un vínculo desde hace miles de años. De hecho, en la actualidad es común vivir con uno en casa ya sea por el simple gusto de tenerlo o por sentir su compañía. Muchas personas sienten una conexión cercana con sus mascotas, encuentran gran satisfacción en su relación con ellas y se crea un vínculo tan fuerte que hasta su ausencia nos duele.
Sin ir muy lejos, los medios de comunicación nos han informado últimamente que el perro “Wilson”, quien ayudó a encontrar a los niños en la selva del Guaviare, se perdió y su guía de las fuerzas militares lo sigue buscando aun cuando ya han dado la orden de tener la búsqueda.
Seguramente tú has experimentado de primera mano o conoces de cerca algún vínculo que se haya creado entre una persona y un perro o un gato y la alegría que trae para sus dueños tenerlo en casa. Entonces no es raro observar un comportamiento animal que demuestra la expresión de amor, empatía y euforia.
Es por esto que, aprovechando este lazo afectivo, la ciencia ha comenzado a investigar esta relación buscando alternativas para el beneficio de la salud mental de las personas. Como resultado, se ha llegado a concluir que los animales pueden servir como fuente de consuelo y apoyo identificando que la relación entre humanos y animales promueve la liberación de hormonas como la oxitocina y la endorfina las cuales causan sensaciones agradables de afecto y satisfacción.
Así, los efectos de su compañía van más allá de ser un antídoto contra la sensación de soledad pues quienes tienen la compañía de un animal doméstico son capaces de describir un estado de amor y la percepción de afecto cuando son recibidos, ya sea por su perro festejando con movimientos de su cola o por su gato vocalizando y ronroneando como signo de corresponder al sentimiento de amor o necesidad de atención.
También es claro que los perros nos ayudan en la socialización pues cuando paseas a tu mascota por el parque y él decide juguetear con otro, por lo general, es posible que tengamos algo de interacción con el cuidador del otro e incluso podría iniciar una amistad con el tiempo.
Por otro lado, está el caso de los perros de asistencia que acompañan a personas que tienen dificultades motrices o perceptivas. Cuando paseas a tu mascota o juegas con ella, te hace moverte y entonces te ayuda a reducir el grado de sedentarismo lo cual puede favorecer la circulación sanguínea, pérdida de peso y reducción de dolores en músculos y articulaciones.
Pero no solamente los perros son terapéuticos, los gatos también son utilizados en terapia asistida con pacientes hospitalarios y los delfines y caballos con niños, autistas y pacientes con discapacidad mental. Hay quienes también utilizan a los conejos, las tortugas y los peces…lo importante es que no sean peligrosos, feroces o venenosos.
Surge entonces de todo lo anterior el concepto de los llamados Animales de Apoyo Emocional que en términos generales son aquellos que ayudan a pacientes con problemas psicológicos, como ansiedad, depresión, estrés postraumático y autismo.
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