[vc_row][vc_column][vc_column_text]Es muy frecuente encontrar familias reconstituidas, es decir, donde ya uno de los miembros de la pareja o ambos tienen hijos producto de una relación anterior. Si bien es un momento de adaptación a un nuevo espacio y círculo, no debería ser un problema que confrontar si se hace desde la confianza y el cuidado afectivo tanto para la pareja como para sus hijos. Pero es importante ser paciente durante este proceso.
Y para que lleves la situación de la mejor manera posible, te brindamos algunas recomendaciones:
Lo primero a tener en cuenta es que la presentación de una nueva pareja a los hijos debe realizarse con mucho tacto y para ello los hijos deben saber desde el comienzo que esa persona es importante para ti y que existe un vínculo muy fuerte que va más allá de una simple amistad. Un momento para este encuentro podría ser una salida a un parque o a un centro comercial con la intención precisamente de hacer la presentación. Si lo deseas, y estás seguro/a, un evento como un cumpleaños o una celebración podría ser un buen momento; eso sí, los hijos deben estar enterados sobre la invitación y explicarles que hay una persona especial que quieres que conozcan. Es importante tratar de modular la comunicación no verbal dejando el espacio que los niños necesiten ya que ellos se mostrarán curiosos y te darán pautas para acercarte a ellos.
Como el probable objetivo es formar una familia, se debe compartir tiempo de calidad, el cual dependerá de la edad de los hijos. Para el caso de los más pequeños seguramente el juego será la puerta de entrada que permitirá crear confianza y respeto mutuo. Para los más grandes, por ejemplo, los adolescentes, se pueden identificar puntos en común y tratar de hablar sobre ellos o ponerlos en práctica, por ejemplo, jugando futbol, escuchando música o ir a conciertos.
Cuando ya se haya creado la confianza, tranquilidad y comodidad de todos los miembros, se podrá pensar entonces en que, si así lo desean, es momento de irse a vivir juntos. Sin embargo, antes de llegar a esta conclusión, debes haber creado un vínculo sano con los hijos de tu pareja. Y como todo cambio genera un proceso adaptativo, debes tener claro cuál es tu rol como pareja y como miembro de una nueva familia. Ten presente que para los hijos de tu pareja seguramente es duro vivir con una persona diferente a su padre (si es el caso) y que posiblemente mantengan la esperanza de una reconciliación entre sus padres. Aquí te puedes apoyar en tu pareja.
Algo muy importante que no debes pasar por alto es que los hijos de tu pareja tienen a sus padres y son ellos quienes deben tomar decisiones sobre los asuntos importantes o no tan importantes de sus hijos. Es decir, no debes pretender ser “el padre” o “la madre” de los hijos de tu pareja porque ellos ya los tienen. Ahora, es diferente cuando el padre/madre ausente no tiene implicación alguna con los hijos y, además, tu pareja te pide apoyo o consejo sobre una situación particular con sus hijos. En ese momento podrás brindar tu opinión porque te la han pedido, pero no trates de imponer tu posición.
Otro aspecto relevante y que no debes pasar por alto, es que bajo ninguna circunstancia debes llevar a cabo acciones con los niños a espaldas de sus padres o cuestionar su autoridad en presencia de los niños. Puedes hablar en privado con tu pareja sobre los desacuerdos en torno a la educación de sus hijos, pero finalmente son los padres quienes deciden como educar a sus hijos.
También es posible que se presenten casos de celos pues tu pareja puede estar muy apegada a sus hijos y más ahora que empiezan una nueva etapa en sus vidas, por lo cual la relación de pareja puede verse afectada, y no es para menos. Por eso, puedes sentir una necesidad de compartir más tiempo y espacio con tu pareja, lo cual es completamente legítimo. Para ello, debes cerciorarte que tu pareja se haya dado cuenta de lo que está sucediendo a través del diálogo en privado, sin la presencia de los hijos, en el cual expreses lo que estás sintiendo, evitando culpar a tu pareja y obviamente a sus hijos.
Si sientes a los hijos de tu pareja como si fueran tus propios hijos, está bien, pero evita en lo posible que te digan “mamá” o “papá” ya que puede confundirlos afectivamente y crear un sentimiento de ambivalencia y de pronto llegar a sentir culpa hacia el progenitor ausente.
Finalmente, una de las funciones de la nueva pareja es ejercer la autoridad cuando no está el progenitor presente, y de ahí la necesidad de que previamente se hayan consensuado cuáles comportamientos son admisibles, cuáles no, cuáles son los límites y cómo aplicarlos. Si esto no se ha hecho, el cuidador debe colocar los límites y luego hablar con el progenitor para realizar los ajustes necesarios. Si bien es cierto los niños tienen a sus padres para colocar los límites, cuando se encuentren al cuidado de la pareja de su madre o padre, debe ser éste quien debe colocarlos para brindar seguridad a los niños.
Este es un camino largo y de adaptaciones constantes. Si sientes que no lo estás logrando, busca orientación en PADMATERAPIA, donde te brindaremos las herramientas necesarias para la toma de decisiones y la búsqueda de tu tranquilidad.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]