[vc_row][vc_column][vc_column_text]Todos en algún momento de nuestra vida seremos lastimados por alguien más. Puede ser por parte de nuestra pareja, nuestros padres, hijos, hermanos, amigos o incluso por alguna persona del trabajo, cómo un compañero o nuestro jefe. Ninguno esta exento de sufrir algún daño emocional y aquí es cuando debemos estar preparados para un acto que, aunque suene fácil, llevarlo a cabo puede ser muy difícil y es el perdón.
Perdonar es un acto que nos fortalece
Que nos permite seguir adelante, que nos ayuda a sanar esas heridas causadas por el daño y que nos llevan a estar en un estado de tranquilidad. Cuando aquel que nos hizo daño nos pide perdón, este acto nos ayuda a sanar a nosotros mismos y a la relación con esa persona, cuando el otro entiende el daño, lo reconoce y se enfrenta, nos brinda herramientas que permiten que ese proceso de sanación sea más fácil y más sano. Hay que tener en cuenta que perdonar no necesariamente significa reestablecer la relación con el otro, ya que a veces el daño es tan fuerte que la relación se quebranta a tal punto que no puede restablecerse, y en el transcurso del perdón, analizamos la importancia de la relación que sosteníamos y entendemos que los más sano es perdonar y seguir sin que el otro siga haciendo parte de nuestra vida.
Sin embargo, algunas veces aquel que causo el daño no lo reconoce y no pide nuestro perdón, este momento es el más difícil para que podamos entender la importancia de perdonar al otro y sus actos sin que el otro sea consciente del daño. Perdonar a alguien que no sabe del daño que causo, es uno de los actos de madurez emocional más grande que podemos hacer como seres humanos, es poner nuestra tranquilidad primero que cualquier cosa y buscar nuestra estabilidad emocional valiéndonos de nuestros propios recursos. Es poder conocernos y fortalecernos a nosotros mismos sin necesidad del otro.
Llegar a este estado emocional es una tarea de conocimiento
De búsqueda interior que no todos pueden hacer, y que necesita de apoyo y de mucha fortaleza.
Asimismo, debemos hablar del perdón hacia nosotros mismos. En algunas ocasiones hacemos daño y cuando somos conscientes de la magnitud de nuestros actos puede que sea demasiado tarde. Perdonarnos a nosotros mismos por algo que hicimos y que daño a otro es una herramienta para empezar a fortalecernos, a mejorar como seres humanos, y a entender que ninguno es perfecto y que nuestras fortalezas como nuestros defectos nos hacen quiénes somos. Todos cometemos errores y debemos en primera instancia reconocerlos, aprender de ellos, pedir perdón a quien dañamos y pedirnos perdón a nosotros mismos, perdonarnos por fallarnos y construir a partir de nuestras fallas una base para ser cada día mejores.
En PADMA Terapia, nuestros psicólogos terapeutas en Bogotá, te van a acompañar en este importante proceso donde te brindarán herramientas para no solo aprender a perdonar a otros y perdonarte a ti mismo, sino a fortalecerte para cuando alguien trate de hacerte daño, perdones sin necesidad de decirlo y mantengas tu estabilidad emocional sobre cualquier circunstancia.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]