[vc_row][vc_column][vc_column_text]La adolescencia es una etapa del ciclo vital en la cual se experimentan cambios neurobiológicos, pues el cuerpo sufre una transformación de la niñez a la adultez y estos cambios traen consigo actitudes comportamentales, como apatía, tristeza o rebeldía. Se caracteriza principalmente por el rechazo a los límites impuestos en la familia y por una actitud a veces violenta y radical.
En esta etapa, los factores neurobiológicos cobran especial relevancia, aunque no serán los únicos. La rebeldía, debido a los conflictos familiares que conllevan, es una de las conductas que se perciben con mayor facilidad, y la que recibe mayor atención.
Algunas de las señales de la rebeldía pueden ser, entre otras, las siguientes: el/la adolescente quiere estar solo, inclusive alejándose de sus amigos y familiares. También puede estar alegre y de un momento a otro puede cambiar su estado de ánimo y tornarse de mal genio por razones insignificantes. Otra de las señales muy importantes es la pérdida de la comunicación, el/la adolescente opta por ensimismarse y no hablar quedándose en su habitación o colocándose audífonos para escuchar su música preferida. También puede tener actitudes de vergüenza de sus padres frente a sus amigos.
Es importante que como padre/madre comprendas que estos cambios son normales y que pueden tener causas biológicas, pues el cuerpo se va modificando notablemente, lo cual provoca que el adolescente se muestre confundido, triste o agresivo.
Esta etapa también implica cambios hormonales que como bien lo sabemos generan alteraciones en nuestras emociones, de ahí los cambios de humor y la montaña rusa de emociones.
En esta fase en la que los niños comienzan a entrar en la etapa de la adolescencia, dejan a un lado a sus padres como figuras de apego principales, y comienzan a estrechar las relaciones con amigos y compañeros de clase, procuran un distanciamiento parental, pues crear una identidad propia es uno de los retos. Por ejemplo, empiezan a vestirse y peinarse diferente a lo usual, o se muestran interesados en tatuajes y piercings.
En la adolescencia, también las relaciones sociales cobran especial relevancia; un adolescente experimentará gran tristeza y abatimiento ante relaciones sociales insatisfactorias, tanto con amigos como con parejas sentimentales. Todos los cambios se vivirán con una intensidad mucho mayor. Por ejemplo, un cambio de casa, una ruptura en una relación de pareja, un conflicto con algún amigo, etc., pueden provocar una mezcla de sentimientos difusos que el/la adolescente no sabe manejar. Esta situación se agrava cuando los jóvenes no quieren compartir sus problemas con sus padres ni amigos, por miedo o vergüenza.
Si como padre/madre estás pasando por esta situación, aquí te brindamos las siguientes recomendaciones:
Utiliza la comprensión y empatía, recuerda que la adolescencia es una etapa pasajera. Acepta los cambios que se están produciendo en este periodo. Seguro que tu hijo/a se ha quejado en más de una ocasión de que nadie le entiende, o manifiesta abiertamente que es un incomprendido, es normal. Intenta no centrarte en los castigos que le impones y procura comprender su punto de vista poniéndote en su lugar, recuerda que también pasaste por ahí, aunque pudiste vivir esa etapa de manera diferente.
Si te muestras abierto/a, si le hablas de tus miedos e inquietudes cuando tenías su edad, te verá de una forma más cercana, como alguien en quien se puede confiar. Háblale también de tus amigos, de tus primeras relaciones sentimentales, y no intentes indagar en las suyas, dale tiempo y espacio y sobre todo confianza.
Fomenta la comunicación familiar durante las comidas, sin encender la televisión ni otros aparatos electrónicos. Selecciona en qué ámbitos puedes ser más permisivo, por ejemplo, en la ropa, el pelo, tatuajes, piercings, etc. para que no te conviertas en su enemigo.
Es importante que tu pareja y tú estén de acuerdo en la forma de actuar. Entonces podrían aprender a negociar con tu hijo/a, comprobarás cómo su comportamiento presenta un cambio positivo. Hay que dejar a un lado la educación autoritaria. Evita los gritos y explícale que si eleva el tono de voz no podrás dialogar.
Los adolescentes suelen estar llenos de energía y, a veces, esta es la causa de que se comporten de forma agresiva. Por tanto, una buena opción es motivarlo a que practique algún deporte como natación, atletismo, etc.
Y si definitivamente crees que el comportamiento de tu hijo/a pone en riesgo su propia integridad o la de otra persona, llegó el momento de buscar ayuda profesional. Por eso en Padma Terapia te brindamos a ti como padre/madre y a tu hijo/a el acompañamiento psicológico que requieran en beneficio de la salud y protección de la familia ¡Llámanos![/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]