Cuando llega el Día de San Valentín, las tiendas se llenan de corazones, flores y regalos prometiendo el amor perfecto. Pero, ¿qué pasa cuando las expectativas que se crean alrededor de esta fecha no coinciden con la realidad?
En un mundo donde el amor parece medirse en likes y demostraciones públicas, muchas personas pueden sentir ansiedad o tristeza si no cumplen con los ideales de este día. La presión por tener una relación romántica o por demostrar afecto con gestos grandiosos puede desenfocar lo que realmente importa.
Expectativas y realidades
La expectativa del «día perfecto» puede convertirse en un arma de doble filo. Si estás en una relación, es posible que sientas la presión de hacer algo espectacular; si no lo estás, podrías experimentar sentimientos de soledad o insuficiencia. Sin embargo, es importante recordar que el amor no se mide por un solo día ni por su intensidad en las redes sociales.
Lo que realmente importa: El amor propio
San Valentín también es una oportunidad para reflexionar sobre el amor propio. Más allá de las relaciones románticas, ¿cómo te tratas a ti mismo? ¿Estás priorizando tu bienestar emocional y físico? Celebrar el amor propio no es egoísmo, sino la base para construir relaciones sanas con los demás.
Consejo 🤍
El 14 de febrero no debería ser una fecha para compararte o sobrecargarte de expectativas. Es un recordatorio de que el amor, ya sea hacia otros o hacia ti mismo, se cultiva cada día. Celebra este día a tu manera, con gratitud por lo que tienes y con intención de seguir construyendo conexiones auténticas.
Si necesitas reforzar ese vínculo contigo mismo/a y hacer crecer tu amor propio puedes comunicarte con nosotros para orientarte hacia eso que te hace feliz y aporta a tu bienestar.